Si bien, inicialmente cumplieron una función específica, que era proteger las manos del frío, prontamente se convirtió en una de las declaraciones de moda y poder más distintivas de reyes y nobles. Incluso entre los hombres, la idea del reto se asociaba siempre al acto de arrojar el guante.
Sin embargo, sólo hacia el siglo IX, las mujeres empezaron a usar guantes. Los fabricantes emplearon diversos materiales para confeccionarlos y les dieron curiosas formas. En su elaboración se usaron toda clase de pieles y telas, tales como terciopelo, gamuza, conejo, cordero, cabritilla, marta, nutria, perro, lobo, zorro, gato, liebre, ciervo y búfalo. También se engalanaron con botones, encajes, perlas y piedras preciosas.
Hoy vuelven los guantes como un accesorio natural y encantador. Además que puedes generar diferentes estilos y efectos según el largo de las mangas. También podrás encontrarlos con diversos largos, estilos y colores.
Te sugiero tener dos completamente distintos y de colores básicos: unos para cuando vayas más sport y otros para vestir más formal. Si quieres hacer una buena inversión lo mejor es que te decidas por los tonos neutros. ¡Los de cabritilla son un auténtico lujo! pero increíblemente resistentes, adaptables y elegantes. También están los de gamuza, pero son más delicados. ¡Ah! Y cómo olvidar los de lana pero recuerda que los complementos y accesorios que llevamos revelan mucha información sobre nuestra personalidad y cada día/ocasión/ situación tiene su afán/guante.
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Josue Gonzalez Ruiz
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