No hay cosa que me guste más que ir a vitrinear y probarme ese objeto que me hizo un guiño descarado, desde la vitrina o del perchero: abrigo, chaqueta, vestido, pantalón, cartera, joyas o accesorios… Es dejar que el objeto se exprese a través de mí, pero a la vez, sea una extensión de mi ser…Exactamente. Un instante especial, en el que te unes a “ese algo” que te representa.
Ahora, cuando se trata de zapatos, la complicidad es otra. No es sólo la forma y el color del modelito. Es el material, el taco, los detalles, costura, el calce, la comodidad y el efecto que ese “deseado objeto, brindará a tus pies”, pero además, la prestancia y elegancia en el andar…ese balanceo sensual y lleno de seguridad, que finalmente se proyectarán en todo tu cuerpo, y por ende, en el estilo.
-Tú y tus zapatos ahora son uno. ¿Los sentiste?
-Sí, pero, ¿sabes qué? Necesito por favor el otro zapato… para sentir realmente el efecto.
-¿Y?
-¡Me encantan! Se ven y se sienten espectacular…¡Voy a caminar! jaja
-Si claro, todos tuyos.
Y comienzo a dar pasos cada vez más rápidos con los Jimmy Choo en la tienda, para sentir esa complicidad… mmm ¡Son lindos! Sin embargo, necesito un taco un poco más bajo. Tuve una fractura en el tobillo hace ya un año… Mira mi cicatriz…y si bien corro…(ja) Vuelo, le digo al vendedor con toda la familiaridad del mundo, este mismo taco, un centímetro más bajo, sería fantástico. ¿Los tendrás por ahí?
Lamentablemente no, pero tengo estos rojos y otros que vi que te gustaron…sonríe.
Y yo con una sonrisa aún más pícara le digo: Ya, feliz, tráemelos…
Eran unos stilettos rojos impresionantes. También me trajo unos nude o color piel, con una pequeña plataforma que se cerraban con una correa/hebilla de tamaño perfecto en el tobillo. Unos plateados brillantes y otros bordados con unas flores. Para que decir de los coquetos sin punta y con unas lindas tiritas. Maravillosos. Sin embargo, miro al vendedor, quien fue un verdadero santo (conoce muy bien su trabajo) y le confieso con un suspiro tristón que aún no estoy lista…
Mira Rodolfo son preciosos, cómodos, livianos…pero a medida que aumenta el taco, mi tobillo hace un juego con el pie que si te fijas, camino menos segura y jovial. Por tanto, no me sirven…prometo que te vendré a ver. Y con el dolor de mi alma, los guardo uno a uno en sus cajitas, se las entrego y salgo de la tienda.
¡Hasta Pronto!
Mientras me probaba, Rodolfo me explicó que los tacos, además de tener distintas formas: cuadrados, cono, aguja, bobina, “kitten heels” famosos por Audrey Hepburn que son los stilettos bajos, entre otros, se caracterizan también por el tipo de “cuña” (base) y por su medida: van desde los 4 hasta los 10 cms. Sin embargo, el que más brindará a una mujer este balanceo sensual y seguro al caminar, es el taco de 7 hasta 8 ½ cms. Los de 10 cms. son increíbles pero exigen un manejo muy especial de la mujer que los use, para no “andar con cara de angustia” o “pisando huevos”.
¿Cuáles te faltan?
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Josue Gonzalez Ruiz
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