Esta forma de decoración que tuvo su auge en los años 70 en las largas túnicas de bambula usadas en Woodstock, o los jeans Oxford que tanto nos enamoran hasta el día de hoy, está teniendo su sorprendente reflote. Tanto es así, que el folk de la época es el gran disparador de muchos de los diseños actuales de las principales casas de modas como Gucci, Channel, Valentino o Giambattista Valli.
La técnica se aplica directo sobre la tela, y las flores van acompañadas de mariposas, pájaros, hierbas e insectos. Los parches bordados -el denim es el favorito- también se usan para lograr superposiciones y hacer todavía más intrincados los motivos.
El bordado es un verdadero arte, una ornamentación que los romanos denominaban como pluma de ave y que se atribuye a los antiguos Babilonios. Se empleaban hilos de seda, lana o lino en multitud de colores. Los refinados bordados bizantinos, los más discretos de los monasterios, el bordado a realce tan común en la España del siglo XV, el arte francés gótico, el exagerado barroco o la introducción de lentenjuelas de los bordados árabes… todas ellas son referencias históricas que dan una idea de lo arraigado de esta ornamentación.
Aunque las versiones más jugadas son bordados cargados que abarcan toda la superficie -como espaldas de chaquetas de jeans, o minifaldas íntegramente bordadas-, las más tímidas también pueden incorporar esta tendencia a sus prendas. Pequeñas flores en detalles de cuellos, mangas, dobladillos y bordes de bolsillos la hacen amigable para todo público.
La verdad es que a mí me encanta el toque que le dan a las prendas que por sí solas pasarían casi desapercibidas. Mira en tu closet y busca con calma algo que ya no te pones como una camisa blanca, jeans o una chaqueta. Dale el toque con alguno de estos bordados y verás como el resultado puede ser espectacular!
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Josue Gonzalez Ruiz
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