Si alguien se pregunta por qué todas se derriten con solo escuchar su nombre, deben saber que no es nada más por su seductora y atlética figura, o su rostro varonil, pues hay muchas otras cosas que lo hacen especial. Pero su rebeldía es, sin duda, la que ha conquistado el corazón de millones de plebeyas alrededor del mundo.
¿Qué hizo que, después de ser un príncipe de bajo perfil, saltara a los titulares de la prensa internacional y se colocara en el ojo del huracán? ¡Se enamoró! Y no de cualquier mujer, sino de una que, para los estándares de la monarquía, era la menos indicada de ocupar un corazón real. Sofia Hellqvist, esa hermosa chica de grandes ojos azules, tenía un oscuro pasado como actriz y modelo erótica, y en su momento se convirtió en la tercera en discordia entre Carlos Felipe y la aristócrata Emma Pernald, su novia de toda la vida.
La historia entre el príncipe y Sofia tiene una esencia de cuento de hadas, y es que antes de que el idilio empezara, Carlos Felipe había tenido una relación de 10 años con Pernald, quien contaba con los atributos para convertirse en su futura esposa, y en apariencia, pronto llegarían al altar. Pero un viaje a Tailandia hizo tambalear su romance; ahí, en una reunión de amigos, el apuesto royal conoció a su actual esposa: “Fue amor a primera vista”, confesaron tiempo después.
Y así de fácil como surgió la adoración por Emma, se esfumó. Cuentan que el príncipe y ella se conocieron en una discoteque y esa misma noche se hicieron inseparables. En aquel momento, Carlos Felipe estaba enamorado de otra chica aristócrata, pero apenas terminó con ella, fue a consolarse a los brazos de Emma y no tardó en invitarla a un crucero a vacacionar. Poco tiempo después, ya vivían en unión libre hasta el día en que, con el argumento de que debían darse un respiro, todo acabó.
El rechazo de la monarquía
El enojo de Victoria y Magdalena de Suecia, sus hermanas, quienes tenían una entrañable amistad con Emma, no se hizo esperar. Lo mismo ocurrió con los reyes Carlos Gustavo y Silvia, que desde un inicio desaprobaron la relación, y no fue menor la respuesta en lo que respecta a sus súbditos, quienes también mostraron su inconformidad. Por ello, el recibimiento que tuvo Sofia no fue nada amable y, por supuesto, los medios de comunicación no tardaron en descubrir el pasado sombrío de ella.
Pero nada de esto hizo que el príncipe rebelde renunciara a su nuevo romance; pronto se fueron a vivir juntos y, de manera paulatina, con insistencia, logró que Hellqvist se incorporara a la familia real. En este sentido, Victoria tuvo una gran influencia, ya que medió entre la pareja y la Corona hasta que la convivencia fluyó.
A pesar de que las rupturas resultan dolorosas, esta vez todo indica que la decisión de Carlos Felipe fue la correcta: Sofia no solo se ha echado al bolsillo a su nueva familia, también al país entero, que empezó a admirarla debido a su honestidad, pues cada vez que se le cuestiona sobre su pasado, suele responder con total vehemencia: “Me cuesta decir que me arrepiento de algo que he hecho, son experiencias de la vida. Y tal vez no siempre he pensado en las consecuencias. Muchos creen que he cometido errores, yo prefiero verlos como experiencias”.
Contra viento y marea
A pesar de los pronósticos pesimistas, la pareja se casó el 13 de junio de 2015. Un año después nació su primer hijo, Alejandro de Suecia; y la llegada de su segundo vástago, Gabriel, ha sido uno de los sucesos más esperados del 2017.
La manera en que Carlos Felipe de Suecia, el royal rompecorazones, defendió a su amor, así como el hecho de haberse convertido en un padre y esposo leal y comprometido, son motivos suficientes para amarlo. ¿No creen?
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Josue Gonzalez Ruiz
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