Hidratarme, no solo el rostro sino todo mi cuerpo, es un hábito que adquirí hace mucho tiempo. Mi querida madre, que a sus 66 años tiene un piel espléndida, fue mi mentora.
La recuerdo desde chica diciéndome lo importante que era mantener la hidratación de todo el cuerpo, poniendo énfasis en zonas que por naturaleza están más expuestas y por ende más secas, como rodillas o codos. Hoy mi sobrina de 4 años le encanta encremarse, sobre todo “los coditos”, como ella dice.
Por eso me fascina probar cremas y aceites que me dejen la piel como la de una guagua. Y justamente hace poco comencé a usar el Aceite Revitalizante de Espino Amarillo de Weleda y caí rendida a su exquisito aroma.
Al comienzo da la impresión de limón, pero luego van saliendo esas notas claramente cítricas que se identifican con el frote sobre la piel: además del espino amarillo, este delicioso producto se nutre de aceite de sésamo y aceites esenciales naturales, principalmente de naranja y mandarina. Todo con el fin de presentarse como un tratamiento intensivo que revitaliza y protege la piel, al tiempo que suaviza y mantiene la hidratación de las capas superiores.
Se recomienda para todo tipo de pieles, incluso las más secas o estropeadas, y lo mejor es que ayuda a evitar la proliferación de radicales libres, causantes del envejecimiento prematuro, protegiendo de forma intensiva en condiciones externas desfavorables.
Además, su cítrico aroma tiene un efecto refrescante y tonificante. Yo lo utilizo todas las mañanas después de la ducha con el cuerpo aún húmedo, así el aceite se resbala por mi piel dejando su estela aromática al mismo tiempo que sé que me hidrata. Si lo complementas con la crema de ducha de la misma línea el resultado es óptimo.
Francisca Vives K.
Directora de Vanidades
@franvivesk
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Josue Gonzalez Ruiz
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