La diseñadora de moda de 41 años ya está marcando su propia pauta y, a diferencia de las anteriores primeras dama o de Cristina Kirchner, la empresaria no va por los trajes estilo Jackie Kennedy, si no más bien apunta a una onda más descontracturada llamando la atención de más de algún diseñador argentino.
Si bien su look cambió desde que comenzó la campaña presidencial, quedó claro que Juliana entiende los códigos de la moda y su personalidad fresca y segura se reconoce en sus outfits.
Fiel a su estilo, en cuanto a maquillaje y peinado también lo respeta. Siempre optando por un un estilo natural, tal como lo hizo el día de su matrimonio civil (2010) para el cual vistió una blusa de crochet y una falda larga de encaje en tonos beige.
Y es que Juliana no busca ser el centro de atención y ella misma lo ha manifestado en reiteradas ocasiones, sabe que el protagonismo no le pertenece, pero ahora como primera dama su buen gusto y presencia “no llamativa” quedan atrás y ya podemos considerarla un ícono de moda.
Esta argentina siempre estuvo ligada al mundo de la moda trabajando desde los 18 años en la firma creada por la familia (Awada). Por lo tanto no debería llamarnos la atención que su estilo propio marque tendencia, si incluso logró mejorar el estilo de su marido quien perdió el bigote que solía usar, gracias a ella.
Es fanática de los colores neutros, el blanco y también el negro, y perfectamente puede combinar una prenda Valentino con una blusa H&M. No usa accesorios y en cuanto a carteras opta por las clásicas. Es elegante y sobria a la vez, sofisticada pero “taquillera”, y como bien dicen los argentinos “es re canchera”.
¿Su debilidad? Los zapatos. Fina y cool, cautiva por su bajo perfil y la vida sana, fue ella quien llevó a Macri por el camino de la meditación, y siempre piensa en positivo.
Definitivamente su estilo es marca registrada. Prendas lisas en tonos neutros que marcan su silueta, pero sin ser demasiado ajustadas. Urbana y fresca, arma looks sencillos, pero elegantes. Además, su figura privilegiada le suma puntos a la hora de elegir pantalones y blusas holgados. Incluso podríamos decir que ya hizo suyo el “menos es más”.
Expertos en moda y marketing señalan que su sello personal al vestir es perfecto para ser la primera dama, le da credibilidad a los discursos de Macri y que no cambió su look una vez que entró a la política, siempre se mostró tal cual es. Y ahí es donde toma protagonismo aunque no lo quiera, ya que a lo largo de la historia la imagen de las esposas de los candidatos han jugado un rol fundamental en las campañas presidenciales.
Juliana Awada no cree que existan ideales de moda y le gusta cuando una mujer es fiel a su estilo. Algo que claramente ella no solo predica, sino que también lo practica.
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Josue Gonzalez Ruiz
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