Esta regla de oro, además de ser un must de belleza, ofrece un sinfín de posibilidades y enriquece cualquier look. Tal es la importancia de este cosmético -conocido también como rubor o colorete- que desde el siglo XVIII es considerado como un básico femenino indispensable; en Francia, por ejemplo, la moda dictaba que todas las mujeres de clase alta debían llevar los pómulos ruborizados, como muestra de elegancia y sofisticación.
En la actualidad, las mejillas sonrosadas son un símbolo de salud, belleza y juventud. En los niños es un efecto bastante común, pero con el tiempo y la edad, se vuelve cada vez más difícil mantenerlas bellas naturalmente. Por lo mismo, no saben cuánto agradecí haberme cruzado con la nueva colección Blush Cream de Petrizzio.
El concepto es sencillo: se trata de rubores cremosos en formato de barra, los cuales proporcionan una aplicación rápida, suave y uniforme. Sus tres increíbles tonos -pink, apricot y bronze- dejan como resultado un aspecto fresco, femenino y natural. Además no tienen fragancia, no tapan los poros y se pueden utilizar en todo tipo de pieles.
No solo aportan una coloración pigmentada y duradera, sino que definen perfectamente la estructura del rostro. Eso sí, es clave utilizarlos correctamente para evitar un efecto sobrecargado o artificial.
Mi técnica es bastante sencilla: sonríe frente al espejo y aplica el rubor sobre el punto de mayor volumen. Luego, con la yema de los dedos, difumina hacia las sienes con pequeños movimientos circulares. ¡Voilà! Verás que, en cuestión de minutos, disfrutarás de un maquillaje atractivo y full primaveral.
Bárbara Díaz Sacco
Periodista Digital de Vanidades
[Blush cream, de Petrizzio. Cremoso rubor en barra, ideal para llevarlo a todas partes contigo, $2.990.]
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Josue Gonzalez Ruiz
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