jueves, 14 de diciembre de 2017

Salma Hayek, comprometida con el poder fememino (Josue Mirena Gonzalez Ruiz)

Sin ninguna nube como testigo, el sol en las playas de Cannes resplandece como siempre, pero adentro del Hotel Majestic brilla una estrella; la superestrella latina más popular del cine: Salma Hayek. Y con la mejor intención de alumbrar el lado oscuro de la Meca del Cine, se sentó a hablar con nosotros con total apertura acerca de la discriminación de la mujer, el rostro menos fabuloso de la industria cinematográfica.

Actrices como Jennifer Lawrence o Patricia Arquette le declararon la guerra a Hollywood por la forma en que los grandes estudios discriminan a las mujeres pagándoles menos que a los hombres. ¿En tu caso, en qué momento te diste cuenta de esa desigualdad? 

Desde el principio. Imagínate, yo no solo era una mujer que recién llegaba a Hollywood, además soy méxicana/árabe. Y hablo de 26 años atrás, cuando la gente se reía cuando le contaba mi sueño hollywoodense.

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¿Y quienes son los que más discriminan? ¿Los productores?

Todos, incluso en la escuela de actuación. Yo fui al Conservatorio Dramático de Stella Adler y era la única mexicana que pensaba trabajar como actriz en Hollywood, excepto Benicio del Toro, que es puertorriqueño, así que al ser norteamericano y hombre, nadie se reía de él. En México todos se burlaban de mí solo por imaginarlo. Cada representante que traté de conseguir, los estudios, a todos les parecía muy gracioso.

En Estados Unidos las estadísticas muestran que solo 7% de las películas están dirigidas por mujeres y el número es mucho más bajo con las superproducciones.

Justo te iba a decir que ese 7% es solo para producciones de bajo presupuesto.

¿Cuál crees que sea la razón?

Supongo que la ignorancia. Tiene que ser eso. Todavía no se han dado cuenta de que a esta altura, las mujeres tenemos un enorme poder económico y esta gente no entiende que hay una gran diferencia en el público. Ni siquiera saben lo que nos gusta ver… aunque nosotras tampoco sabemos lo que queremos ver, porque no hemos visto demasiado. Siempre estamos pensando en los que van al cine con n sotras. Pensamos primero en el otro: tu familia, tu esposo, tu novio.

Y en Hollywood no van a cambiar el tema con las mujeres solo porque quieren ser buenos. Es un negocio, pero son ignorantes al no haberlo capitalizado. Hoy, 80% de las decisiones de lo que se ve en cine pasa por la mujer. Nosotras somos quienes elegimos lo que deseamos hacer con nuestro dinero, lo que hay que pagar. Ahora, nosotras somos independientes. Todas trabajamos, ganamos dinero, queremos salir y divertirnos mucho más que antes. Y somos grandes consumidoras, no solo en cine, en todo. Y es algo que todavía no han capitalizado. Es pura ignorancia.

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¿Es diferente en Francia, donde vives con tu esposo, François Henri Pinault?

Es mucho mejor. El 30 o 40% del cine está hecho por mujeres. Pero en los 70 años del Festival de Cannes, antes de Sofia Coppola, una sola mujer había ganado la Palma de Oro y solo se llevó la mitad porque tuvo que compartirla con un director chino.  

¿Crees que los ejecutivos escuchen las quejas?

Sí. Ellos están escuchando, siempre… el dinero. Es lo que les interesa. Y creo que empezaron a percatarse. Les da pánico porque no hay suficientes mujeres en la industria, por no habernos apoyado antes. Están desesperados por encontrarlas y no saben cómo…

¿Has visto algún giro positivo?

Quizá los roles femeninos están mejorando de a poco, porque todo esto es muy reciente, pero cambió para todos. Creo que hoy los grandes estudios están más abiertos a escuchar cuando vamos con un proyecto. De hecho, esperan encontrar una buena directora. En ese sentido cambió, pero todavía nos falta mucho. Es algo que también descubrí en Cannes, donde en el último par de años hay más mujeres que dirigen cine en las competencias.

¿Te gustaría protagonizar una película dirigida y producida por mujeres?

Claro que sí, y no porque sean mujeres, sino porque sé que son buenas. Es algo muy importante. No queremos obras de caridad. Queremos el potencial. No estarían respetando a la mujer si solo las contrataran por su género, las estarían malcriando. Hay que ganarse el lugar. Y podemos ganar nuestro sitio para demostrar que podemos ser brillantes.

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¿Hollywood también ignora ciertas historias femeninas como la violencia de género, por ejemplo?

Supongo que también es uno de los grandes problemas cuando este tipo de violencia termina siendo aceptada como algo normal. A nivel cultural siempre ha habido violencia en diferentes formas, sin que la gente lo haya visto. Muchos de nosotros pensamos en lugares donde es obvio que la mujer pasa por situaciones de agresión, en otro país, muy lejos. Sin embargo, es algo de lo que no se habló durante muchos años. A las mujeres nos pagan menos a pesar de que tengamos las mismas calificaciones que ellos. Y en muchas ocasiones, incluso estamos más preparadas que los hombres, pero nadie lo toma como algo violento, porque es normal. Por eso, también creo que resulta muy importante hablar del tema, porque solamente así traemos a la luz la idea de cambiar esa ʻnormalidadʼ.

¿La fantasía de Hollywood evita temas así o deberían contarse historias reales?

Se necesita coraje para hablar. Y la realidad es que hoy día todavía nos encontramos muy lejos de lograrlo, debido a tanto cinismo en el medio cinematográfico. En cierto momento, yo trabajé en Latinoamérica con prostitutas en un intento de educar a los varones para usar protección sexual. Fue una campaña muy exitosa. Nadie triunfa más que las sexo servidoras al momento de enseñarles a los hombres cómo proteger a sus familias y a ellos mismos. Y ellas decían que podían lograrlo, excepto la policía que las viola gratis… es algo que también ocurre con las mujeres que son violadas por sus esposos. No es sencillo, porque no tienen heridas, aunque son abusadas con frecuencia en sus propias casas, pero no dicen que es violencia sexual porque es el marido, como si tuviera derecho a abusar de una mujer. Y en casos así es muy difícil probar que alguien no lo hizo por voluntad propia.

En la época del Festival de Cine en Sundance hubo una marcha de mujeres en Washington como protesta al presidente de Estados Unidos. ¿Está resurgiendo la revolución femenina?

Creo que en ese sentido nació una división, porque una parte es mucho más activista y la otra parte igual votó por Trump, incluso después de todo lo que dijo y la obviedad de que es “sexista”. Hoy al menos, sabemos que en Estados Unidos el racismo es muy fuerte. Y es un tema que se habla en el resto del mundo, como en las elecciones que tuvimos en Francia. La división muestra lo que está pasando. Creo que estamos empezando a salir a la luz, identificando lo que realmente está ocurriendo. Y eso es algo positivo.

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¿Has logrado que la mujer tenga cierto protagonismo detrás de la Fundación Kering, que solo premia a las mujeres en el Festival de Cannes? 

La fundación está cumpliendo 10 años y estoy orgullosa, porque es una de las compañías en el mundo con el mayor número de ejecutivas mujeres: 50 y 50%. Creo que es la primera en entrenar para identificar la violencia doméstica y cómo ayudar. También organizamos una campaña de atención con un moño blanco diseñado por Stella McCartney que ya llegó a más de mil millones de personas, quienes reclaman que termine la violencia contra la mujer. Y ahora estamos tratando de que se involucre mucha más gente en otras partes del planeta.

¿Y en el mundo del cine?

También, pero con otra parte de la organización. Nuestro enfoque principal no es el séptimo arte, pero apoyamos producciones que hablan del tema a través de la fundación. Y también con Gucci; en el Festival de Cine de Tribeca apoyamos documentales, cortometrajes y cine femenino. El primer año estrenamos Desert Flower, sobre la mutilación genital de la mujer.

¿En tu caso, hubo alguna actriz o actor en que te haya inspirado a seguir la misma carrera?

No fue ningún actor. Más bien, fue el concepto. Cuando era jovencita vi una película, Willy Wonka & the Chocolate Factory (1971), y algo en mi cabeza pensó: “Hay un universo en el cual todo es posible, no hay límites, hay ríos de chocolate, todo es probable”. Y fue así como me enamoré de ese mundo. Era muy joven. No me impresionó ningún actor, fue el amor por el cine. Y para entrar a esa esfera, tenía que ser actriz. Me apasiona todo sobre el cine, incluyendo la actuación. Es mi primer amor.

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Josue Gonzalez Ruiz

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